sábado, 4 de mayo de 2013

La doble moral de telecirco




Había abandonado este blog, hasta que la inspiración volviese a mí. De momento, no ha vuelto y parece que el viaje se va a prolongar bastante tiempo. Pero considero que de esto tengo que hablar.

Me parece genial que Mercedes Milá, Basile y Mediaset, se hayan colgado el cartel de "defensores de las víctimas del terrorismo". Lo que me parece lamentable es que se trate, únicamente, de una cuestión publicitaria.
Es lícito que se expulse a una concursante de Gran Hermano porque pierdan publicidad. Eso está claro. Gran Hermano pertenece a una cadena privada que vive de la publicidad. Lo que no se puede hacer, es decir que el verdadero motivo son las víctimas.

Si yo fuese una víctima del terrorismo (ya fuese directa o indirectamente), me molestaría más que algunos se colgaran la medalla de buena gente a mi costa o la de mis familiares, que el hecho de que una chica JOVEN haga uso del humor negro.

Por otro lado, no hay que justificar ese tipo de comentarios. He leído mucho sobre el tema y hay personas que hacen referencia a la libertad de expresión. No debemos olvidar que, ésta última, siempre tiene límites. El límite está siempre en hacer apología de algo que vulnere los derechos de cualquier persona. El racismo, nazismo, machismo e ideas extremistas de tipo religioso o político son un ejemplo de los límites de la libertad de expresión.
Pero el concepto de Gran Hermano, que es el que tanto vende Mercedes Milá, es el de un experimento sociológico. En todo momento, se pretende que los habitantes se olviden de las cámaras. De hecho, cuando ha habido algunos concursantes que actuaban de cara a las cámaras (Feroz y la otra) se les ha echado y apartado de todo lo relacionado con el programa. ¿Acaso no se dicen comentarios inapropiados, cuando se está entre amigos? Argi cometió el error que Gran Hermano le pide que cometa desde el minuto 1, olvidarse de las cámaras. ¿Eso quiere decir que todo vale? No, evidentemente no vale todo. Si hubiese una actitud de un concursante en la que realmente hiciese apología del terrorismo en repetidas ocasiones y en serio, entonces, sí sería justa una expulsión.

 Además, como muchos han dicho durante estos días, si hacemos un repaso de todos los concursantes que han pasado, nos damos cuenta de que no ha sido el único caso. En este caso, me voy a parar a analizar al Danonino (concursante del año pasado), que para mí era un claro ganador (lo aclaro). Este concursante hizo referencias claramente machistas (y no dentro de la casa, sino en el casting). Su carta de presentación era esa. Es decir, fue escogido por su condición de machista (me lo niegue quien me lo niegue). ¿Qué pasa con las víctimas de la violencia de género?  Y ¡ojo! Para mí era un ganador porque era un tío con el que uno se reía. Que una persona te caiga bien no quiere decir que compartas todos sus ideales. Este es un error en el que caemos muy a menudo.

 En definitiva, estamos ante un caso claro de doble moral por parte de Mediaset y de todo lo que rodea a la productora. Si se trata de dinero dilo alto y claro. Quizá hubiese sido más fácil conseguir nuevos anunciantes (con la audiencia que tenía no iba a haber problema) que recuperar la confianza de todos los seguidores de este programa que, cada vez más, se está convirtiendo en un despropósito.