domingo, 21 de octubre de 2012

Sinceramente...

En este blog, me he dedicado a poner de vuelta y media a los políticos de este país (y porque del resto de países no controlo, que si no…) pero hoy les voy a elogiar en algo; su falta de sinceridad.
No se si os habéis dado cuenta de que en esta sociedad se “valora” la sinceridad por encima de todo.
-          ¿Qué buscas en una pareja? Que sea sincera, divertida…
-          ¿Qué esperas de un amigo? Que sea sincero, que me escuche…
-          ¿Qué valoras en un empleado? La sinceridad, las ganas de trabajar…
Y podría seguir así… eternamente. Todos valoramos la sinceridad de cara a la galería, pero luego a nadie le gusta que le digan la verdad, que la mayoría de las veces suele ser altamente hiriente.  
En realidad lo que ocurre es que nos gusta estar engañados, pero no queremos que el resto piense que lo estamos (por que vivir una mentira está contemplado como algo negativo y ya no se puede cambiar).
El problema de esta sociedad es que confunde la sinceridad con la hostilidad. Cuántas veces he oído comentarios de niñatos diciendo “Vete a la mierda, que me das asco. Eres to feo …” y añadir “Yo soy sincero. Otros lo piensan y se lo callan”. ¿Es sinceridad o joder por joder?... En mi opinión, joder por joder. El pobre chaval no puede cambiar que sea feo así que era simplemente por hacer daño y se escuda en algo que tiene connotaciones positivas  para justificar su crueldad gratuita. Pero no señores, eso no es sinceridad.
Para mí, la única sinceridad que merece la pena es la que tienes que tener a la hora de romper con tu pareja, ya que se suelen adornar los motivos, en plan “no eres tú, soy yo”, “necesito tiempo para mí…”, “Ahora mismo no puedo estar con nadie”… Quizá duele menos que la versión  no edulcorada “Te has puesto gordo y ya no me pones”, “me gusta otro”, “no te aguanto y me pregunto a veces que hago con una persona tan aburrida como tú”, “el cubano que me tire ayer, la tenía más grande” pero joder,  luego te da motivos para odiarla y superas antes el duro trance.
Con un amigo tampoco hay que ser sincero nunca ante preguntas como “¿Crees que conseguiré lo que me propongo? (y lo que se propone es casi casi ser astronauta y montarse choza en la luna)... Tú antes cosas así siempre di “con esfuerzo puedes llegar muy lejos” (de ahí a que llegue a la luna…) porque si no se sentirá poco apoyado y no hay nada peor que sentirse poco apoyado por los amigos (A ti, querido lector. Los amigos tal cual los queremos y consideramos, no existen; Son los padres. ¿Apoyo incondicional sin ningún tipo de interés  egoísta y que siempre estén a la altura de las circunstancias? Son los padres…)
Con las novias… (No para dejarlas, si no precisamente para mantener la relación)… la sinceridad no es algo primordial. Para entenderlo, lee capítulos anteriores como “El enfado femenino”, “el idioma de las mujeres” o “las exnovias”, dónde está explicado a fondo.
Y por eso creo que en el fondo los políticos hacen bien en no ser sinceros… ¿Para que nos van a decir que nos están robando, si nos va a sentar mal y lo van a seguir haciendo? ¿Para que decirnos que el mundo se está yendo a la mierda por culpa de unos pocos? Si es que nos vamos a enfadar…
Propongo, como con las bebidas alcohólicas, usar la sinceridad siempre con moderación y bajo la supervisión de adultos.
 
En la próxima entrada... "Adiós a Dios", blasfemaremos como nunca